FM Regional 106.9 dialogó con Andrea, quien el sábado pasado vivió un momento que le generó mucho temor y por miedo a lo que le pueda pasar tanto a ella, como a su familia es que decidió hacer pública su denuncia.
“Estamos muy aterrorizados, nosotros vivimos en una finca que está a 200 metros del Carril Norte, frente al camping A Mi Manera, trabajamos en ese lugar por contrato durante 2 años. Mi marido se accidentó acá de la columna y lo tuvieron que operar, él anda vendiendo torta todos los días, ayer y hoy no puedo hacerlo, porque antes de ayer cuando salió a vender, yo me quedé con las nenas; una 6, una de 4 y una de 3 que tiene Síndrome de Down y llegaron dos hombres, uno con chaleco de policía y como que nos venían a notificar de la audiencia de conciliación que tenemos con ellos el 5 de noviembre”, comenzó contando Andrea.
Quien agregó: “Me pidieron una lapicera y cuando fui a buscarla me amenazaron que en 48 horas nos teníamos que ir y dejar la casa, yo le dije que iba a llamar al abogado y cuando me dirigí a buscar el teléfono, salí de la pieza y uno de los tipos que estaba dentro ya, me pegó en la mano, el teléfono voló y me agarró el brazo, me lo retorció y me empezó a pegar piñas, mientras el otro hombre traía a las nenas que estaban afuera y me decían que la habíamos sacado barata, porque si hubiese estado mi marido lo mataban. Esas fueron las palabras que utilizaron, me dijeron ‘ustedes no están cagando el negocio porque acá van a hacer un barrio semi privado’. Ahí empezaron a acariciarle las cabezas a las nenas y me decían ‘viste que ya velaste a una, ahora vas a velar a éstas si el lunes a la mañana ustedes siguen acá”.
Andrea comentó además que ya realizó la denuncia correspondiente, pero señala que los rondines policiales que iban a hacer las patrullas sólo fueron ese sábado en la tarde y después no han vuelto a ir.
“Tenemos mucho miedo, las nenas no duerman en la noche, tienen temor. La audiencia de conciliación es el 5 de noviembre, pero evidentemente esto fue armado por nuestro patrón, no esperó al juicio, vinieron a amenazarnos estos hombres y acá no tenemos vecinos, esto está totalmente descampado. El vecino más cerca está a 300 metros que fue el que me vino a sacar los precintos que me pusieron, porque me dejaron atada y mi nena de 6 años corrió por el campo hasta llegar a la casa del vecino para pedir ayuda. Tenemos una angustia que no podemos ni explicar, no dormimos mirando por la ventana para ver si aparecen estos tipos, mi marido no puede salir ni a vender el pan que es con lo que vivimos”, cerró diciendo la denunciante de esta situación.
