Con una gran experiencia de base durante 2020, cada vez más se suman desde el agro que venden valor agregado de alimentos y bebidas con base on line.
Una tendencia que aumentó durante la pandemia y que continúa en alza es utilizar el comercio electrónico para productos agropecuarios. Sus defensores destacan que favorece la rentabilidad del productor al reducir el número de intermediarios hasta el consumidor final.
Algunos números dentro de Argentina motivan a pensar en esta modalidad de venta. Según datos de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), la categoría alimentos y bebidas fue la tercera más popular de 2020, siendo que en 2019 ocupaba el décimo lugar. Incluso, el rubro “Alimentos, bebidas y artículos de limpieza” fue el que más creció durante el año pasado, facturando $ 149.727 millones y creciendo un 260% respecto de 2019.
Respecto del agro, el último informe “Panorama del ecosistema agrotecnológico para los pequeños agricultores de América Latina y el Caribe”, del Laboratorio de innovación del BID, señala al comercio electrónico como una gran oportunidad. Para aprovecharlo, se debe mejorar: la cobertura de la red móvil, la adopción de pagos digitales, redes logísticas sólidas, mayores ingresos y urbanización, plataformas de comercio electrónico y un entorno regulatorio favorable.
Fernanda Bonesso es economista y cofundadora de Agrojusto, un sitio web y aplicación de comercio electrónico agrícola. En su visión, la comercialización “claramente ha aumentado” en lo que va del año. “Estuvimos trabajando con cooperativas y organizaciones de Jujuy y Misiones. Hay una clara voluntad e intención de digitalizar pero por ahí muchas organizaciones de este tipo no saben por dónde empezar”, comenta.
Además de las ventas, desde Agrojusto han acompañado desde cooperativas que venden al por mayor hasta organizaciones chicas de venta directa. “Antes quizás era una duda o se creía que la digitalización no iba a llegar hasta dentro de mucho tiempo. Sin embargo, se puso en evidencia que es una oportunidad porque es una forma de llegar a los consumidores y poder promover el comercio justo”, afirma Bonesso.
Un caso es El Almacén Andante, parte de la cooperativa La Chipica, que, tras doce años de vender de forma directa, ha iniciado recientemente sus ventas a través de una plataforma online. Magdalena Garnica, una de sus integrantes, considera que “el comercio agrícola es otra opción para vender nuestros productos y para que haya menos intermediarios”, además de que es una herramienta “no tan difícil” de aprender a usar.
Garnica cuenta que para crecer y adaptarse han trabajado con otras entidades como Agrojusto, la UNCuyo y la dirección de Economía Social y Solidaria, convencidos de que la digitalización “es un medio que actualmente se usa mucho y cada vez se utiliza más”. La intención es continuar con su local en Guaymallén a la vez de aprovechar la nueva plataforma para potenciar sus ventas.
Bodegas a la cabeza
De la mano de bodegas, vinotecas y organismos públicos, el sector vitivinícola es uno de los sectores locales de alimentos más avanzados en comercio electrónico. Con los cierres de vinotecas y la ausencia de turistas por la pandemia, más de una empresa debió repensar cómo continuar con el negocio. Señalada por varios como la bodega referente en esta modalidad, Bodegas Bianchi multiplicó por 10 sus ventas online durante 2020. La empresa ya venía trabajando en el tema desde hace años, y durante el aislamiento organizaron promociones y campañas online, además de participar en eventos como Ciberweek y Black Friday. La marca “generó comunidad”, de modo de fidelizar a sus clientes con degustaciones virtuales y charlas con sommeliers.
Dentro de los distribuidores, una de las empresas que se adaptó fue VinoStereo, vendiendo bebidas alcohólicas y delicatessen. Armaron cajas con mix de botellas y ofrecieron facilidades de la compra online, como pagar de modo que quiera el cliente y recibiendo el producto en la puerta de casa. Además, apuntaban el 90% de sus ventas directas hacia afuera de la provincia, de modo de no perjudicar a las vinotecas locales que abastecían.
Un aspecto más complejo es cuando se quiere trabajar el comercio electrónico con productores de escala chica. Javier Vila, responsable técnico de la Asociación ad Hoc de Pequeños Productores de la COVIAR, comenta que actualmente se trabaja con elaboradores de vino casero artesanal y regional para mitigar la falta de turismo por la pandemia. “Trabajamos mucho con los productores de Origen Mendoza. Queremos ayudarles a diversificar la forma de comercialización con este tipo de canales. Siempre están dentro de nuestras capacitaciones. Con productores y elaboradores planteamos fuerte el tema del comercio digital como una salida importante”, señala Vila.
Si bien el comercio electrónico haría perder cierta “transmisión cultural” que se lograba en el turismo, la nueva modalidad tiene otras ventajas como la difusión masiva y poder ver comentarios de otras personas. “Se trata de presentar, a los elaboradores tradicionales, una forma de comercialización que para ellos es nueva. Es complicado pero es posible, y con esfuerzo logramos muchas cosas”, comenta el responsable técnico. Finalmente, vale recordar que, en 2020, la Coviar y la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) firmaron un convenio para acercar herramientas tecnológicas a productores primarios y Pymes para hacer y recibir pagos electrónicos de forma más eficiente. En su momento, comentaron que el acuerdo permitía ofrecer herramientas tecnológicas con costos financieros sensiblemente más bajos a los del mercado.N:L Andes